La sede Papagayo del Ayuntamiento de Cuernavaca vibró este sábado con una explosión de color, risas y ternura al convertirse en el epicentro de la celebración del Día de las Niñas y los Niños. Familias enteras se congregaron para disfrutar de una mañana mágica, donde las y los pequeños del hogar fueron los auténticos protagonistas.
Esta inolvidable jornada fue posible gracias a la iniciativa del presidente municipal, José Luis Urióstegui Salgado, trabajando en estrecha colaboración con el Sistema Municipal DIF Cuernavaca, liderado por su esposa, la presidenta Luz María Zagal Guzmán, y diversas áreas del municipio.
La explanada de las oficinas municipales se transformó en un verdadero parque de diversiones, ofreciendo a las y los asistentes juegos de feria llenos de emoción, la creatividad de los pinta caritas, la energía de los brincolines, la simpatía de las botargas y muchas sorpresas más. El ambiente festivo y la alegría desbordante fueron la tónica del día, permitiendo a las más de mil niñas y los niños celebrar en grande junto a sus princesas y superhéroes favoritos.
El alcalde José Luis Urióstegui, acompañado por integrantes del Cabildo, el Gabinete Municipal y numerosos servidores públicos que dedicaron su sábado a esta noble causa, dio una cálida bienvenida a las familias que acudieron con gran entusiasmo. Madres, padres, abuelitas, abuelitos, hermanas y hermanos se unieron a la celebración, compartiendo momentos de alegría y afecto.
La gran fiesta también ofreció stands con una variedad de juguetes y deliciosos antojitos, especialmente pensados para consentir a las y los festejados en su día. Gracias a la gestión de Luz María Zagal Guzmán, la tienda departamental Liverpool realizó la donación de dos carritos de batería, los cuales fueron rifados entre las niñas y niños que asistieron gustosos a este festejo.
Es importante destacar la participación activa de diversas dependencias municipales y autoridades auxiliares, que se sumaron a la celebración con juegos de destreza y otras actividades, consolidando este día como una jornada dedicada por y para la familia.
Este evento dejó una huella imborrable en los corazones de quienes asistieron, fortaleciendo los lazos de comunidad y el amor familiar. Porque en Cuernavaca, la niñez es sinónimo de alegría y esperanza, y merece ser celebrada en grande.